La lujuria ha adoptado nuevas caras con las nuevas tecnologías. Las líneas rosas son números de teléfono que suelen ser de pago [1]. Quienes llaman a estos números se ponen en contacto con un camarero o con chicas que les dicen por teléfono con qué quieren fantasear.
El concepto de « hacer el amor por teléfono » o « por Internet » nació para designar el intercambio de palabras por teléfono o por chat, a menudo con la webcam activada, para alimentar las ensoñaciones y el placer solitario de los implicados. Publicar imágenes o vídeos de desnudos en las redes sociales o enviarlos a otras personas tampoco es apropiado. Todo esto va naturalmente en contra de la castidad.
Hay otros aspectos que deben tener en cuenta quienes se dedican a estas prácticas. En primer lugar, poseer, ver o intercambiar una imagen pornográfica de un menor (de menos de 18 años) se considera pornografía infantil y está penado por la ley en varios países. Si usted vive en uno de estos países, o incluso si viaja a uno de ellos posteriormente, podría ser objeto de acciones policiales.
Siempre es posible que el destinatario grabe una conversación de vídeo. A menudo, el destinatario recurre al chantaje, amenazando con publicar el vídeo comprometedor en las redes sociales si no se le paga un determinado coste de dinero o se le ofrecen determinados servicios deshonestos.
Además, en las redes sociales, la identidad de las personas no siempre es segura. Un hombre puede hacerse pasar por una mujer publicando en su perfil fotos tomadas con otra cuenta. Una persona mayor puede presentarse como estudiante de instituto o universidad, y así sucesivamente. Aunque sepas a quién envías tus imágenes, no hay garantía de que el destinatario se las guarde para sí mismo. Es habitual que una persona chantajee a la otra, amenazándola con publicar sus imágenes sexuales, si hay dificultades en la relación. En caso de ruptura, también es posible vengarse compartiendo imágenes de la otra persona. Estos fenómenos van en aumento.
Por último, todo lo que se publica en las redes sociales permanece almacenado en sus servidores, incluso cuando el usuario lo borra. Pueden permanecer en las cachés de los motores de búsqueda durante mucho tiempo. Por ello, no es difícil ver que unas malas publicaciones hechas a la ligera pueden perjudicar más tarde una carrera profesional o política.
El simple hecho de fotografiarse o permitir que se fotografíen las partes íntimas no está exento de riesgos. Un tercero puede dar con ellas (como en el caso de teléfonos que han sido registrados, robados o perdidos). Las imágenes pueden compartirse por error y acabar en las redes sociales. También pueden transferirse automáticamente a las nubes debido a la configuración que autoriza la copia de seguridad de los datos, o ser recuperadas por la actividad de un virus. Varias personas han sufrido las consecuencias [2]. « Que el Señor guíe vuestros corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo » (2 Ts 3, 5).
Notes :
[1] El coste de la llamada es superior al de las llamadas ordinarias. El operador telefónico paga al propietario del número gran parte del sobrecoste de la llamada.
[2] El 14 de febrero de 2020 en Francia, un mes antes de la primera vuelta de las elecciones municipales, Benjamin Griveaux, antiguo secretario de Estado y candidato favorito a la alcaldía de París, tuvo que retirar oficialmente su candidatura. El motivo: la publicación el día anterior en una página web y en las redes sociales de un vídeo y de correspondencia de carácter sexual que implicaban al político. El vídeo estaba en poder de una antigua pareja.
Autor : Padre Kizito NIKIEMA, sacerdote de la archidiócesis de Uagadugú (Burkina Faso).
Traducción: Hermana Viviane COMPAORE.
- Este artículo está tomado de su libro: Mi cuerpo y el amor: La Buena Nueva sobre la sexualidad
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